viernes, 19 de febrero de 2010

Un ángel en el camino

Era de noche. Regresaba de una de las capillas de Bastión Popular. Me acompañaba, como era frecuente, uno de los monaguillos. Había llovido un poco, y el trayecto de regreso a la iglesia parroquial se había complicado un poco. Es fácil imaginar las piruetas que realizábamos, saltando de un lado a otro como Mario Bros, para llegar sin una pizca de lodo. Apresuramos el paso para llegar a tiempo para las confesiones antes de la última misa del domingo.

Bajando por una de las pocos calles, en eso entonces pavimentadas, llegamos a una esquina donde tres tipos estaban celebrando la victoria de Barcelona con unas “pescuezudas” (así son llamadas las botellas de cerveza). Los borrachos me causan cierta prevención, pues uno nunca puede estar seguro de cómo van a reaccionar. Además, en las anécdotas clericales, siempre aparecen como “amigos” de los curas.

Mientras bordeábamos aquel lugar de reunión y alegría, decía yo para mis adentros: “Ojalá que ninguno se me acerque”. Aquellos segundos en rápido descenso se hicieron eternos. Cuando pensaba que habíamos dejado atrás aquel obstáculo y que la victoria estaba conseguida, uno de los borrachos se puso en pie y desde atrás llamó mi atención: “¡Padreshito, Padreshito!” Esperó que me volteara. Así lo hice, y sin darme oportunidad de responder a su cariñoso saludo, prosiguió: “Padreshito, vaya con fe. Vaya con fe que nada le va a pasar.”

No supe si alegrarme o preocuparme por semejante cuidado, pues este tipo de favores tienen su contraparte. Mientras navegaba en estos pensamientos, a unos pocos pasos delante, en nuestro camino, un muchacho que estaba en la esquina gritó a voz en cuello: “¡Sale de aquí, no hagas zona!” ¿Cómo interpretar esta frase de verbo mal conjugado? ¿Será que aquel borracho estaba ofreciendo un “servicio” que no le correspondía, ya que no era su “zona”? Nos quedamos en medio de los dos bandos. El borracho, que no se intimidó ante la advertencia, respondió sin rebote: “¡Cuidado con el Padreshito, cuidado con el Padreshito!”, con lo que la vigencia del servicio de mi nuevo “ángel” quedaba asegurada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡La presa ha reventado!

Entrevista kath.net:  Señor Seewald, con motivo del anuncio de los nuevos cardenales nominados y del futuro prefecto de la Congregación para...